- ¿Quieres otra coca-cola? Preguntó Marcela.
- Sí, con un poco de hielo, por favor.
Al lado del armario había una nevera pequeña, un minibar. Marcela me dio un vaso y una bolsita de nueces con sal. La película en la televisión estaba en alemán y por eso no entendíamos nada. Nosotras sólo hablamos español, pero algún día estudiaremos alemán aquí en Colonia porque la gente es tan amable y el ambiente nos fascina.
Al terminar la película, Marcela quería salir a comer en algún restaurante del centro. Buena idea. Hoy era su cumpleaños y ella era la jefe. Yo tenía una cámara digital para ella, pero no debía verla, era una sorpresa para esa noche.
Cuando ella entró al baño, busqué un lugar para esconder la cámara. Claro, abajo de la cama. Levanté el colchón de mi cama y me dio horror lo que ví.
-Marcela, rápido, tienes que ver esto.
Marcela salió del baño y se quedó paralizada igual que yo.
Abajo del colchón de mi cama había una bolsita de plástico con un polvo blanco ¡y una pistola!
- Marcela, ¿cómo se dice « pistola » en alemán?
- No sé, pero yo no voy a la recepción a explicar todo esto. ¡Van a pensar que la pistola y la droga son nuestras! Ven, vamos a comer. Venga, ¡vamos!